Fijo que la genialidad de este tema que canta esa palurdilla rubia está subestimada por culpa de su horrible letra, ritmo y entonación; pero quizás comprenderíais mejor la situación cuando os cuente que esta noche he acabado acostada en la misma cama que Victor y un gato. Victor es gay, y el gato, con el que intenté ligar llamándole Misifú, sacó sus zarpas para demostrarme lo poco que me estimaba. Según su dueña, él también es gay.
Nunca había tenido unas ganas de "vuelta al cole" tan intensas.
Madrid vuelve dentro de nada y esta vez no hay capítulo piloto, que ya es la segunda temporada. Allí, me espera una larga e insufrible carga de cachivaches desde el piso de Miguel hasta el mío, y luego otra ronda desde casa de Pati, que espero que me invite a ese prometido nestea.
Cuando termine, colocaré en algún armarito de la cocina mi reciclada libreta donde he comenzado a apuntar las recetas más fáciles del mundo. ¡Bienvenido intento de pollo al horno -chamuscado- o comida china take away!
¿Aguantaré hasta el final con dos Ezequieles en casa? Sólo si no vuelven a hacer complot para poder ver la película de los Power Ranger.
Ya sabéis, hay quien me toma el pelo y hay quien me invita a té.